viernes, 22 de mayo de 2015

13 Fantasmas: Que Echar en tu Maleta



Cuando hacemos una maleta; no importa cuantas veces hayamos ido de viaje antes, si sólo llevamos equipaje de mano o si facturamos, si vamos para 3 días o para 20, no importa bajo que circunstancias; SIEMPRE cometemos los mismos errores.

Dudamos de que será mejor llevar y que no, “¿será suficiente con 3 bikinis para una semana en Londres?”, “mejor me llevo otro bote más de gel, porque no sabemos que puede pasar en 2 noches”, “No me hace falta el repelente de mosquitos porque la tienda de campaña tiene mosquitera y ya sabemos que son infalibles”. Pase lo que pase solemos tomar decisiones equivocadas, convirtiendo nuestra maleta en un desfile de fantasmas; llena de objetos que se terminan volviendo totalmente invisibles y vacía de aquellos que nos hubieran resultado imprescindibles.

A todos nos pasa lo mismo y, lo que es peor, todos tenemos los mismos fantasmas:

1º.- Paraguas compacto.

Ese paraguas que cuando haces la maleta piensas que lo único que va a hacer es ocupar un espacio para nada, porque luego no lo vas a necesitar ¿Para que llevarlo entonces?

Expectativas: es el único puente al año en el que te puedes dar el gustazo de viajar al extranjero con tus amigos y ya has visto el clima en tu Iphone 6 ¡no va a llover! No vas a estar cargando un paraguas todo el día para nada.

Realidad: es el único puente al año en el que te puedes dar el gustazo de viajar al extranjero con tus amigos, ¡POR SUPUESTO QUE VA A LLOVER! Da igual que ponga en tu Iphone “días soleados ligeramente nublados”, esas pequeñas zorritas nubes van a venir cargaditas de felicidad. Llevate el paraguas, que lo vas a necesitar.

2º.- Ropa interior.

Nunca es proporcional la cantidad de ropa interior que llevamos en los viajes a la cantidad de días que nos vamos a quedar. Y esto es diferente en hombres y en mujeres.

Hombres: no vas a tener bastante con 3 calzoncillos para 4 días ¡no vale darles la vuelta! (Y muchos menos andar lavándolos) Haznos el favor de llevar uno mínimo para cada día y si te cabe alguno de emergencia mejor.

Mujeres: en serio chicas, no necesitamos 20 tipos diferentes de bragitas, seleccionadas de entre braga tanga, braga cómoda y braga brasileña. Ni te hacen faltan tantas bragas ni vas a tener tiempo de estar todo el día cambiándotelas. Al final cuando empiezas la mañana pensando que vas a pasar todo el día fuera “parriba y pabajo” terminas usando las 4 bragas que más cómodas te resultan.

3º.- Calcetines.

A diferencia de lo que suele pasar con la ropa interior de tobillos para arriba, que termina sobrando, no sabemos que moño pasa con los calcetines que nuuunca llevamos bastantes. Ya sea porque se nos mojaron los pies 3 veces en el mismo día, que a alguien se le olvidaron y terminaste teniendo que prestar o que una vez allí te das cuenta de que la mitad de los que llevas no te sirven porque están llenos de tomates; siempre acabamos escasos. En esta situación también hay una diferencia entre hombres y mujeres:

Hombres: llevan calcetines hasta en las orejas. Terminas teniendo que pedirle a tu novio que te preste un par porque no te queda ni uno sano y ahí metes tu la mano entre su amplia selección. Ni que tuvieran 4 pies.

Mujeres: echamos los calcetines justos para los días que vamos y no sabemos que pasa pero aquello vuela. A mitad de viaje ya no nos queda ni un cochino calcetín usable.

Hueco mínimo que sobre en la maleta: rellenar con calcetines.

4º.- Conjuntos de ropa o “equipos”.

Volvemos a lo mismo, vamos a pasar 3 días en Roma, vamos a estar todo el día en la calle ¿Es necesario llevarnos 7 pares de tacones? Y quien dice tacones dice también deportivas, lo mismo me da. Cuando contamos sólo con nuestro querido equipaje de mano, ajustado a sus medidas, es más fácil controlarse (aunque 10 kilos dan mucho de sí), pero cuando nos dejan facturar 20 kilos ¡NOS VOLVEMOS LOCOS!

Expectativas: Por la mañana voy a ponerme los vaqueros nuevos con un jersey ligerito, porque no creo que haga mucho frio, en plan cómodo. Por la tarde, cuando vayamos a tomar café, me pondré aquel jersey poncho que me gusta tanto y seguramente me cambiaré las zapatillas a unas botas. Y ya por la noche, cuando vayamos a salir, me pongo los tacones altos con el vestido de las flores y el abrigo largo (me voy imaginando la variedad de fotos “pal facebook” en mi cabeza -ojitos soñadores-).

Realidad: Salimos por la mañana del hotel con to las pintas y no nos dio tiempo a volver para nada. No paramos de hacer cosas, empalmamos una actividad con la otra y al final nada más que pisamos el hotel para dormir (no me quité el mismo abrigo en todo el viaje, mis fotos parece que son todas del mismo día -lagrimas-).

5º.- Las cartas.

Esa querida baraja de cartas que viene al pelo cuando estamos en un parque tirados sin hacer nada o en un bar de cerveceo. Ese gran entretenimiento de grupo que te mata las horas muertas y hace que te eches unas risas. En algún momento del viaje se va a plantear la pregunta inevitable ¿Alguien se ha traído unas cartas?

Expectativas: no llevo cartas, pero ya ves tu el problema. En cuanto pasemos por un chino o una tienda de souvenirs de esos compramos una baraja, que habrá miles, y luego por la noche nos echamos unas manos.

Realidad: nunca te acuerdas de las cartas cuando entras en la tienda de souvernis y cuando te acuerdas no las encuentras por ninguna parte. Asúmelo, si quieres jugar a las cartas en este viaje llévatelas de casa.



6º.- Apuntes y libros de estudio (especial estudiantes)

Tienes que hacer un examen después del puente y estás ultra-mega-requete convencido de que vas a estudiar en los pocos huecos que tengas, asique te llevas los 3 kilos y medio de apuntes (sacrificando 3 ó 4 pares de zapatos).

Expectativas: después de comer y después de cenar seguro que tenemos un par de horas tontas en las que no hacemos nada, voy a aprovechar esos momentos para estudiar ¡Qué responsable soy!

Realidad: ninguna hora de viaje se convierte en “hora tonta” o “hora muerta”, cada poco rato libre que tengas lo invertirás en descansar y hazme caso, mejor descansa o no llegas al último día. Llevar los apuntes a un viaje pretendiendo estudiar es la mayor de las utopías.

7º.- El libro que se lee por gusto.

Ese querido libro que siempre llevamos en el bolso y/o mochila, que aprovechamos para leer en nuestros ratos libres. Me voy de viaje ¿Cómo no me lo voy a llevar? Para viajes largos, es absolutamente recomendable, porque leerás más de lo que sueles tener tiempo en casa, pero para viajes de cortos...

Expectativas: El fruto libro pesa un rato, pero yo me lo llevo. Ya se que no voy a tener demasiado tiempo para leer en este viaje y voy a tener que sacar algo de ropa para no superar los 10 kilos por llevármelo, pero bueno, aprovecho la media horita antes de quedarme dormido.

Realidad: obviamente no he parado en todo el día de hacer cosas y cuando he llegado al hotel me he quedado dormido sólo viendo todos los mensajes y whatsapps que tenía en el móvil sin responder.

Lo único que habréis hecho con el libro habrá sido enseñarle mundo, y os lo dice una persona a la que le encanta leer y es la primera tonta que se tiene que llevar el libro. Si os sobra sitio en la maleta, lleváoslo, si veis que no, os aseguro que no vais a avanzar ni 5 páginas en 4 días.

8º.- Secador y plancha del pelo.

No llevar estos instrumentos en un viaje, por lo menos si sois de pelo largo y loco como yo, es un CRASO ERROR.

Expectativas: me peino como pueda, que ya verás que me apaño con cualquier cosa y no queda tan mal. Total, no voy a tener tiempo de acomodarme el pelo, ¿Para qué quiero ir cargando con la plancha y el secador?

Realidad: ese toque mínimo de secador y/o plancha de 5 minutos que inviertes cada día hace la GRAN diferencia en tu pelo y te aseguro que si llevas esos aparatos contigo, vas a encontrar esos 5 minutos por la mañana. No vas a tener tiempo de hacerte el tocado de tu vida, pero si colocar los 4 pelajos con dignidad para afrontar el día.

Si caben en tu maleta, hazte el favor de llevarlos contigo.

9º.- La manta polivalente.

O si tienes suficiente espacio, el saco de dormir polivalente. Nunca imaginé lo útil que puede resultar en un viaje, hasta que me quedé con una manta de regalo que te daban en el avión. Esa manta se convierte en tu mejor amigo.

Expectativas: ¿Para qué moño quiero yo una manta? Sólo la necesitaría para dormir y en el hostel habrá de sobra.

Realidad: No pasé frio en el autobús, porque llevaba mi manta; no había almohadas en este hostel, así que utilicé mi manta; nos tiramos a comer en el césped del parque, sentamos encima de mi manta; teníamos ganas de imitar a Superman, pudimos usar mi manta a modo de capa.

Que maravilla de invento la manta. Si hay un hueco en esa ya sobre alimentada maleta, por favor, manta de emergencia.

10º.- Chanclas en cualquier época del año.

Ya sea porque en las duchas de los hosteles siempre son recomendables o porque al final te dan el apaño como “zapatillas de andar por casa”, nunca están de más en la maleta.

11º.- Crema solar especial rostro.

No importa en que época del año viajes ni a que país vayas, “llueva o nieve, en diciembre o en Abril”, te acordarás de la fruta crema.

Expectativas: no hace ni calor, no voy a necesitar crema protectora, que tontería llevármela.

Realidad: estás todo el día en la calle y los pocos rayos de sol que hay están dándote por saco constantemente, echate un poquito de crema que nunca viene mal.

12º.- Gel-champu, mi mejor aliado.

Ese pequeño botecito que, como su nombre indica, te sirve tanto para lavarte el cuerpo como para lavarte el pelo, es un pedazo de invento. Con uno de esos tienes para varios días y ahorras botes innecesarios en la maleta. Para mi, uno de mis imprescindibles sin duda (¡Ese bote como mola, se merece una ola! ~)

13º.-Maquinillas de afeitar.

En serio chicos, que fe tenéis.

Expectativas: por las mañanas en un plin me doy un pase y me tiro todo el viaje suavecito.

Realidad: me ha salido la barba en 7 días que no me había visto en 7 años.

No vas a invertir ni medio minuto de tu viaje en esa barba. Hazte el favor de dejar el kit del afeitado en casa, porque no vas a sacarlo de la maleta.


Es inevitable en el momento de plantearse un viaje generar ciertas expectativas en la cabeza y, en relación a ello, “construir” nuestra maleta. Pero es importante ser un poco más realistas y pensar mejor qué vamos a llevar con nosotros porque ¡los frutos fantasmas pesan!


Aunque, pase lo que pase, nunca podré dejar de preguntarme: ¿Llegará el día en el que le pida a mi novio unos calcetines de emergencia y el me pida a mi unas bragas?

English Post

No hay comentarios:

Publicar un comentario