Cuando hacemos una maleta; no importa
cuantas veces hayamos ido de viaje antes, si sólo llevamos equipaje
de mano o si facturamos, si vamos para 3 días o para 20, no importa
bajo que circunstancias; SIEMPRE cometemos los mismos errores.
Dudamos de que será mejor llevar y que
no, “¿será suficiente con 3 bikinis para una semana en Londres?”,
“mejor me llevo otro bote más de gel, porque no sabemos que puede
pasar en 2 noches”, “No me hace falta el repelente de mosquitos
porque la tienda de campaña tiene mosquitera y ya sabemos que son
infalibles”. Pase lo que pase solemos tomar decisiones equivocadas,
convirtiendo nuestra maleta en un desfile de fantasmas; llena de
objetos que se terminan volviendo totalmente invisibles y vacía de
aquellos que nos hubieran resultado imprescindibles.
A todos nos pasa lo mismo y, lo que es
peor, todos tenemos los mismos fantasmas:
1º.- Paraguas compacto.
Ese paraguas que cuando haces la maleta
piensas que lo único que va a hacer es ocupar un espacio para nada,
porque luego no lo vas a necesitar ¿Para que llevarlo entonces?
Expectativas: es el único puente al
año en el que te puedes dar el gustazo de viajar al extranjero con
tus amigos y ya has visto el clima en tu Iphone 6 ¡no va a llover! No
vas a estar cargando un paraguas todo el día para nada.
Realidad: es el único puente al año
en el que te puedes dar el gustazo de viajar al extranjero con tus
amigos, ¡POR SUPUESTO QUE VA A LLOVER! Da igual que ponga en tu
Iphone “días soleados ligeramente nublados”, esas pequeñas
zorritas nubes van a venir cargaditas de felicidad. Llevate el
paraguas, que lo vas a necesitar.
2º.- Ropa interior.
Nunca es proporcional la cantidad de
ropa interior que llevamos en los viajes a la cantidad de días que
nos vamos a quedar. Y esto es diferente en hombres y en mujeres.
Hombres: no vas a tener bastante con 3
calzoncillos para 4 días ¡no vale darles la vuelta! (Y muchos menos
andar lavándolos) Haznos el favor de llevar uno mínimo para cada
día y si te cabe alguno de emergencia mejor.
Mujeres: en serio chicas, no
necesitamos 20 tipos diferentes de bragitas, seleccionadas de entre
braga tanga, braga cómoda y braga brasileña. Ni te hacen faltan
tantas bragas ni vas a tener tiempo de estar todo el día
cambiándotelas. Al final cuando empiezas la mañana pensando que vas
a pasar todo el día fuera “parriba y pabajo” terminas usando las
4 bragas que más cómodas te resultan.
3º.- Calcetines.
A diferencia de lo que suele pasar con
la ropa interior de tobillos para arriba, que termina sobrando, no
sabemos que moño pasa con los calcetines que nuuunca llevamos
bastantes. Ya sea porque se nos mojaron los pies 3 veces en el mismo
día, que a alguien se le olvidaron y terminaste teniendo que prestar
o que una vez allí te das cuenta de que la mitad de los que llevas
no te sirven porque están llenos de tomates; siempre acabamos
escasos. En esta situación también hay una diferencia entre hombres
y mujeres:
Hombres: llevan calcetines hasta en las
orejas. Terminas teniendo que pedirle a tu novio que te preste un par
porque no te queda ni uno sano y ahí metes tu la mano entre su
amplia selección. Ni que tuvieran 4 pies.
Mujeres: echamos los calcetines justos
para los días que vamos y no sabemos que pasa pero aquello vuela. A
mitad de viaje ya no nos queda ni un cochino calcetín usable.
Hueco mínimo que sobre en la maleta:
rellenar con calcetines.
4º.- Conjuntos de ropa o “equipos”.
Volvemos a lo mismo, vamos a pasar 3
días en Roma, vamos a estar todo el día en la calle ¿Es necesario
llevarnos 7 pares de tacones? Y quien dice tacones dice también
deportivas, lo mismo me da. Cuando contamos sólo con nuestro querido
equipaje de mano, ajustado a sus medidas, es más fácil controlarse
(aunque 10 kilos dan mucho de sí), pero cuando nos dejan facturar 20
kilos ¡NOS VOLVEMOS LOCOS!
Expectativas: Por la mañana voy a
ponerme los vaqueros nuevos con un jersey ligerito, porque no creo
que haga mucho frio, en plan cómodo. Por la tarde, cuando vayamos a
tomar café, me pondré aquel jersey poncho que me gusta tanto y
seguramente me cambiaré las zapatillas a unas botas. Y ya por la
noche, cuando vayamos a salir, me pongo los tacones altos con el
vestido de las flores y el abrigo largo (me voy imaginando la
variedad de fotos “pal facebook” en mi cabeza -ojitos
soñadores-).
Realidad: Salimos por la mañana del
hotel con to las pintas y no nos dio tiempo a volver para nada. No
paramos de hacer cosas, empalmamos una actividad con la otra y al
final nada más que pisamos el hotel para dormir (no me quité el
mismo abrigo en todo el viaje, mis fotos parece que son todas del
mismo día -lagrimas-).
5º.- Las cartas.
Esa querida baraja de cartas que viene
al pelo cuando estamos en un parque tirados sin hacer nada o en un
bar de cerveceo. Ese gran entretenimiento de grupo que te mata las
horas muertas y hace que te eches unas risas. En algún momento del
viaje se va a plantear la pregunta inevitable ¿Alguien se ha traído
unas cartas?
Expectativas: no llevo cartas, pero ya
ves tu el problema. En cuanto pasemos por un chino o una tienda de
souvenirs de esos compramos una baraja, que habrá miles, y luego por
la noche nos echamos unas manos.
Realidad: nunca te acuerdas de las
cartas cuando entras en la tienda de souvernis y cuando te acuerdas
no las encuentras por ninguna parte. Asúmelo, si quieres jugar a las
cartas en este viaje llévatelas de casa.
6º.- Apuntes y libros de estudio
(especial estudiantes)
Tienes que hacer un examen después del
puente y estás ultra-mega-requete convencido de que vas a estudiar
en los pocos huecos que tengas, asique te llevas los 3 kilos y medio
de apuntes (sacrificando 3 ó 4 pares de zapatos).
Expectativas: después de comer y
después de cenar seguro que tenemos un par de horas tontas en las
que no hacemos nada, voy a aprovechar esos momentos para estudiar
¡Qué responsable soy!
Realidad: ninguna hora de viaje se
convierte en “hora tonta” o “hora muerta”, cada poco rato
libre que tengas lo invertirás en descansar y hazme caso, mejor
descansa o no llegas al último día. Llevar los apuntes a un viaje
pretendiendo estudiar es la mayor de las utopías.
7º.- El libro que se lee por gusto.
Ese querido libro que siempre llevamos
en el bolso y/o mochila, que aprovechamos para leer en nuestros ratos
libres. Me voy de viaje ¿Cómo no me lo voy a llevar? Para viajes
largos, es absolutamente recomendable, porque leerás más de lo que
sueles tener tiempo en casa, pero para viajes de cortos...
Expectativas: El fruto libro pesa un
rato, pero yo me lo llevo. Ya se que no voy a tener demasiado tiempo
para leer en este viaje y voy a tener que sacar algo de ropa para no
superar los 10 kilos por llevármelo, pero bueno, aprovecho la media
horita antes de quedarme dormido.
Realidad: obviamente no he parado en
todo el día de hacer cosas y cuando he llegado al hotel me he
quedado dormido sólo viendo todos los mensajes y whatsapps que tenía
en el móvil sin responder.
Lo único que habréis hecho con el
libro habrá sido enseñarle mundo, y os lo dice una persona a la que
le encanta leer y es la primera tonta que se tiene que llevar el
libro. Si os sobra sitio en la maleta, lleváoslo, si veis que no, os
aseguro que no vais a avanzar ni 5 páginas en 4 días.
8º.- Secador y plancha del pelo.
No llevar estos instrumentos en un
viaje, por lo menos si sois de pelo largo y loco como yo, es un CRASO
ERROR.
Expectativas: me peino como pueda, que
ya verás que me apaño con cualquier cosa y no queda tan mal. Total,
no voy a tener tiempo de acomodarme el pelo, ¿Para qué quiero ir
cargando con la plancha y el secador?
Realidad: ese toque mínimo de secador
y/o plancha de 5 minutos que inviertes cada día hace la GRAN
diferencia en tu pelo y te aseguro que si llevas esos aparatos
contigo, vas a encontrar esos 5 minutos por la mañana. No vas a
tener tiempo de hacerte el tocado de tu vida, pero si colocar los 4
pelajos con dignidad para afrontar el día.
Si caben en tu maleta, hazte el favor
de llevarlos contigo.
9º.- La manta polivalente.
O si tienes suficiente espacio, el saco
de dormir polivalente. Nunca imaginé lo útil que puede resultar en
un viaje, hasta que me quedé con una manta de regalo que te daban en
el avión. Esa manta se convierte en tu mejor amigo.
Expectativas: ¿Para qué moño quiero
yo una manta? Sólo la necesitaría para dormir y en el hostel habrá
de sobra.
Realidad: No pasé frio en el autobús,
porque llevaba mi manta; no había almohadas en este hostel, así que
utilicé mi manta; nos tiramos a comer en el césped del parque,
sentamos encima de mi manta; teníamos ganas de imitar a Superman,
pudimos usar mi manta a modo de capa.
Que maravilla de invento la manta. Si
hay un hueco en esa ya sobre alimentada maleta, por favor, manta de
emergencia.
10º.- Chanclas en cualquier época del
año.
Ya sea porque en las duchas de los
hosteles siempre son recomendables o porque al final te dan el apaño
como “zapatillas de andar por casa”, nunca están de más en la
maleta.
11º.- Crema solar especial rostro.
No importa en que época del año
viajes ni a que país vayas, “llueva o nieve, en diciembre o en
Abril”, te acordarás de la fruta crema.
Expectativas: no hace ni calor, no voy a
necesitar crema protectora, que tontería llevármela.
Realidad: estás todo el día en la
calle y los pocos rayos de sol que hay están dándote por saco
constantemente, echate un poquito de crema que nunca viene mal.
12º.- Gel-champu, mi mejor aliado.
Ese pequeño botecito que, como su
nombre indica, te sirve tanto para lavarte el cuerpo como para
lavarte el pelo, es un pedazo de invento. Con uno de esos tienes para
varios días y ahorras botes innecesarios en la maleta. Para mi, uno
de mis imprescindibles sin duda (¡Ese bote como mola, se merece una
ola! ~)
13º.-Maquinillas de afeitar.
En serio chicos, que fe tenéis.
Expectativas: por las mañanas en un
plin me doy un pase y me tiro todo el viaje suavecito.
Realidad: me ha salido la barba en 7
días que no me había visto en 7 años.
No vas a invertir ni medio minuto de tu
viaje en esa barba. Hazte el favor de dejar el kit del afeitado en
casa, porque no vas a sacarlo de la maleta.
Es inevitable en el momento de
plantearse un viaje generar ciertas expectativas en la cabeza y, en
relación a ello, “construir” nuestra maleta. Pero es importante
ser un poco más realistas y pensar mejor qué vamos a llevar con
nosotros porque ¡los frutos fantasmas pesan!
Aunque, pase lo que pase, nunca podré
dejar de preguntarme: ¿Llegará el día en el que le pida a mi novio
unos calcetines de emergencia y el me pida a mi unas bragas?
English Post
English Post
No hay comentarios:
Publicar un comentario