Aprender alemán. Difícil pero no imposible.
Ya lo dijo Oscar Wilde en su día, “La vida es
demasiado corta para aprender alemán”, y que razón tenía. Yo no
se ni cuando ni como ni por qué decidí aprender este idioma, pero
era una espinita que tenía clavada desde hace mucho tiempo.
La primera oportunidad me vino cuando conseguí un
intercambio Erasmus con Alemania, allá por el 2010. Se trataba de
una plaza para estudios en inglés, por lo tanto todas mis clases
iban a ser en inglés. Mal comienzo.
Sí es verdad que estuve un total de 6 meses y que hice
buena amistad con muchos alemanes; pero ya que mi inglés por aquel
entonces era bastante patatero, porque antes no había tenido la
oportunidad de practicarlo demasiado, pues mi prioridad fue mejorarlo. Y, a parte, los alemanes hablan inglés muy bien por lo
general, así que no me vi en la situación de no poder comunicarme.
Que por otro lado hubiera sido imposible porque mi nivel de alemán
al llegar era -2.
Aún así, hice el mini-curso para principiantes que
ofrecía la universidad de allí y con mis amigos hacía tandem de
vez en cuando, para ver si aprendía por lo menos algo. Bueno, algo
aprendí, pero 4 cosas y muy contadas: “Hola, ¿Qué tal?”, “¿Qué
hora es?”, “¡Qué te jodan!”, “¡Una cerveza, por favor!”...
lo típico. Este es el claro ejemplo de que por mucho que vivas en un
país, si no le pones empeño, no vas a aprender el idioma. De todas
formas vine bastante orgullosa porque conseguí mejorar mucho en
inglés, pero mi espinita con el alemán seguía estando ahí ¡Yo
quería aprenderlo de verdad!
Y por fin el año pasado saqué tiempo para ello. Como
no quería irme otra vez a las bravas a Alemania sin tener ni fruta
idea y obviamente lo poquisisimo que aprendí ya se me había
olvidado, decidí hacer un curso intensivo en España durante 5 meses
antes de irme. Cuando lo terminé, 2 meses después me fui a vivir a
Bremen, al norte de Alemania. Allí hice otro curso intensivo de 2
meses y después empecé a trabajar. Estuve viviendo en Bremen un
total de 8 meses, hasta diciembre de 2014.
Este es el idioma que con más intensidad he estudiado,
puesto que es el que mas difícil me ha resultado hasta el momento.
Sin duda esto se puede aplicar a todos los idiomas que queramos
aprender, pero en este caso concreto con el alemán, esta ha sido mi
experiencia y estos mis consejos:
1.-Es fundamental pasar un tiempo aprendiendo el idioma
de forma teórica. El alemán en concreto tiene una gramática muy
complicada de la que hay que aprender por lo menos una base. Al
principio tendrás que pensar no sólo en como se traducen las
palabras que quieres decir sino también en como se declinan y
colocan según la gramática. Dolor de cabeza asegurado.
2.-Si vuestro objetivo es pasar algún examen de nivel,
porque lo necesitáis para alguna beca o algún estudio, prepararlo
en una academia está muy bien, pero si lo que queréis es
simplemente aprender el idioma porque sí o para vivir y trabajar en
algún país de habla alemana...
3-... llega un momento en el que la academia no da más
de si. Cuando alcanzas un nivel medio, en plan B1, ya puedes volar
solo. Ya tienes una buena base y no te va a entrar nada más en la
cabeza, lo que tienes que hacer es salir al mundo, relacionarte con
alemanes y practicar. Escuchando a la gente a tu alrededor y viviendo
el día a día llegará un momento en el que harás construcciones
gramaticales impresionantes de forma automática y no tendrás ni
idea de por qué lo has dicho bien, pero está bien.
4.-Rodéate de alemanes. Los que venimos de fuera
tendemos a agruparnos y más si vamos a una academia de idiomas,
donde sólo hay gente de otros países. Conoces gente maravillosa,
pero al final estás todo el día hablando inglés, mas que otra
cosa, o tu propio idioma. Yo por ejemplo hice amigos en Bremen que
eran de México, Guatemala, Argentina, España... o sea que puedes
estar perfectamente todo el día hablando español. Esta genial
conocer gente de fuera, pero ¡No te olvides de conocer gente del
propio país en el que vives!
5.-No dejes que nadie te hable en español. Es bastante
común encontrar alemanes que hablen español y que lo hablen
bastante bien. Si tienes algún amigo alemán, dile que te hable
siempre en alemán. Una buena opción en este caso es hacer tandem
con esta persona.
6.-Vive con alemanes. Es una forma increíble de mejorar
el idioma. Los dos primeros meses viví con españoles, por lo que
obviamente estaba siempre hablando en español. Resulta muy cómodo,
pero así no avanzamos. Los otros 6 meses viví con alemanes y la
diferencia fue brutal. Les pedí por favor que no me hablaran nunca
en inglés, aunque yo les hablase en inglés a ellos en algún
momento. Incluso cuando no me enteraba de nada, siempre me lo
repetían todo en alemán. Fueron súper pacientes y enrollados
conmigo y la verdad es que noté como mi nivel iba mejorando.
7.-Trabaja en alemán. Que estés en Alemania no quiere
decir que no puedas trabajar en inglés, en ruso, en francés o en
español. Hoy en día todo es muy internacional. Si tu objetivo es
realmente aprender alemán, trabaja en alemán. Yo estuve trabajando
en una cafetería y no sólo aprendí un montón de vocabulario
nuevo, sino que además yo era la única extranjera; todos mis
compañeros eran alemanes y siempre me hablaban en alemán. Mejoré
muchísimo gracias a ellos y al trabajo.
8.-Cuando aprendés un idioma lo normal es que primero
empieces a entenderlo mejor de lo que lo hablas. A mi con el alemán
me pasó al revés. Siempre podía decir sin problema aquello que
quería decir (obviamente con los correspondientes errores, pero se
me entendía), sin embargo me costaba mucho entender a la gente. Al
final rodeándome de alemanes por todos lados, terminé entendiendo
prácticamente todo lo que me decían y mejorando mucho el nivel.
Lo rápido o no que se aprenda un idioma obviamente
depende de cada uno. Hay gente que tiene mucha facilidad y gente que
va un poco más despacio, unos le ponen más empeño y otros no
tanto, pero está claro que hay que invertir un tiempo. Para
conseguir un nivel medianamente decente en concreto de alemán, se
necesita por lo menos un año. Para conseguir un nivel perfecto, se
necesita media vida ¡Seguimos optimistas!
Aunque, pase lo que pase, nunca podré dejar de
preguntarme: ¿Qué fue antes, Frankfurt ciudad o Frankfurt
salchicha?
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