¿Cómo no te va a gustar Dublín? Es
esa clase de ciudad que tiene un encanto particular del que nunca te
cansas. Sus calles, su ambiente, su gente... Me encanta. Una ciudad a
la que volvería una y otra vez.
Ni demasiado grande ni demasiado
pequeña, es perfecta. Tiene de todo y todo al alcance. Si vives
cerca del centro puedes ir prácticamente a todos los sitios andando,
cosa que me encanta. No soy nada partidaria de vivir en ciudades
excesivamente grandes en las que necesitas coger el metro para
absolutamente todo o en ciudades tan pequeñas que no hay demasiado
que hacer a lo largo de la semana. Dublín tiene el equilibrio
perfecto.
Si vas de turismo hay sitios que tienes
que visitar si o si, como por ejemplo el Trinity College, la Catedral
de Saint Patrick, las estatuas de Molly Malone y Oscar Wilde, parques
como el Saint Stephen's Green o el Phoenix Park, el National Wax
Museum no está mal tampoco y bueno, lugares míticos hay muchos.
Quizá lo único que no me encantó fue la Fábrica de Guinness. La
verdad es que cuando la visité esperaba más fábrica, por decirlo
de alguna manera. Ver realmente gente preparando la cerveza o cadenas
de embotellado o algo así, no sé. Error mio porque aunque
popularmente le digamos “Fábrica de Guinness” hoy en día no
funciona como tal y yo por aquel entonces no lo sabía, de ahí mi
decepción. Es mayormente un museo de esta cerveza. De todas formas
me pareció muy interesante aunque poco interactivo y la entrada es
bastante cara. Sin embargo, la Guinness que te ofrecen en la cúpula
de la fábrica, con esas vistas de la ciudad a 360º, es impagable.
Sólo por eso también merece la pena.
Pero a parte de todos esos lugares de
“foto pal facebook” como yo digo, hay rincones que tienes que
disfrutar. Dar un paseo por el centro y dejarte llevar por la gente,
la música y el ambiente de una calle a otra casi sin darte cuenta.
Obviamente pasarás sin duda por
O'Connell Street, una calle muy ancha y grande donde se encuentra el
famoso “Spire”. Esta es la calle principal, llena de
restaurantes. Aquí puedes encontrar también el primero de tantos
“Penneys”, la famosa cadena de tiendas Irlandesa que en otros
países conocemos como “Primark”. De O'Connell sale también
Henry Street, una de las calles de tiendas principales. Aquí
encontrarás cosas muy interesantes, a parte de las típicas tiendas
de ropa. Mi tienda favorita era una de electrónica, donde me
compraba siempre DVDs originales por 3 y 4 euros. A lo tonto me hice
toda una colección de películas.
Otra zona a la que llegarás pateándote
el centro es Temple Bar, el barrio “de salir” oficial. Aquí
también hay muchos restaurantes y bares en los que tienes que
tomarte obligatoriamente una pinta y disfrutar de los músicos en
directo. Algunos de mis favoritos son The Oliver St. John Grogarty o
The Temple Bar, con el mismo nombre de la calle. Además esta zona es
perfecta para pasear, con el rio muy cerca, lleno de puentes como el
famoso Ha' Penny Bridge. De noche la iluminación es preciosa.
Mención especial merece un bar en el
que pasé la mayoría de los martes por la noche, que es el famoso
Dicey's Garden, en Harcourt Street. Famoso porque está siempre lleno
de gente joven de un montón de países diferentes y los martes
porque es el día en que las pintas estaban a 2 euros (hoy en día
los lunes), precio de risa teniendo en cuenta que una pinta en Dublín
cuesta normalmente entre 4.50 y 6 euros. Para mi era un poco como el
bar Eramus; perfecto para practicar idiomas, conocer gente y pasarlo
bien.
Todos y cada uno de estos sitios me
encantan, peeeeero, sin lugar a dudas, mi zona favorita es Grafton
Street. También llena de tiendas y de restaurantes, pero muy
acogedora y con un aire especial. Es vida. Siempre llena de músicos
callejeros tocando normalmente estilo folk, un poco rollo Tracy
Chapman, que me crea la necesidad de tener que pararme y escuchar.
Esta es la calle que me hace sonreírme encima. Esta calle es magia.
Mi estancia en Dublín desde luego
marcó un antes y un después para mi. No era la primera vez que
vivía fuera de España, pero si la primera vez que me iba por mi
cuenta a otro país sin universidad de por medio ni planes
establecidos ni nada, a lo loco, y fue una experiencia increíble.
Cuento los días para volver.
Aunque, pase lo que pase, nunca podré
dejar de preguntarme: ¿En qué estarían pensando cuando le pusieron
a la famosa cadena de tiendas el nombre de “Penneys”?
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