lunes, 16 de marzo de 2015

Dublin, I Love You



¿Cómo no te va a gustar Dublín? Es esa clase de ciudad que tiene un encanto particular del que nunca te cansas. Sus calles, su ambiente, su gente... Me encanta. Una ciudad a la que volvería una y otra vez.

Ni demasiado grande ni demasiado pequeña, es perfecta. Tiene de todo y todo al alcance. Si vives cerca del centro puedes ir prácticamente a todos los sitios andando, cosa que me encanta. No soy nada partidaria de vivir en ciudades excesivamente grandes en las que necesitas coger el metro para absolutamente todo o en ciudades tan pequeñas que no hay demasiado que hacer a lo largo de la semana. Dublín tiene el equilibrio perfecto.

Si vas de turismo hay sitios que tienes que visitar si o si, como por ejemplo el Trinity College, la Catedral de Saint Patrick, las estatuas de Molly Malone y Oscar Wilde, parques como el Saint Stephen's Green o el Phoenix Park, el National Wax Museum no está mal tampoco y bueno, lugares míticos hay muchos. Quizá lo único que no me encantó fue la Fábrica de Guinness. La verdad es que cuando la visité esperaba más fábrica, por decirlo de alguna manera. Ver realmente gente preparando la cerveza o cadenas de embotellado o algo así, no sé. Error mio porque aunque popularmente le digamos “Fábrica de Guinness” hoy en día no funciona como tal y yo por aquel entonces no lo sabía, de ahí mi decepción. Es mayormente un museo de esta cerveza. De todas formas me pareció muy interesante aunque poco interactivo y la entrada es bastante cara. Sin embargo, la Guinness que te ofrecen en la cúpula de la fábrica, con esas vistas de la ciudad a 360º, es impagable. Sólo por eso también merece la pena.

Pero a parte de todos esos lugares de “foto pal facebook” como yo digo, hay rincones que tienes que disfrutar. Dar un paseo por el centro y dejarte llevar por la gente, la música y el ambiente de una calle a otra casi sin darte cuenta.

Obviamente pasarás sin duda por O'Connell Street, una calle muy ancha y grande donde se encuentra el famoso “Spire”. Esta es la calle principal, llena de restaurantes. Aquí puedes encontrar también el primero de tantos “Penneys”, la famosa cadena de tiendas Irlandesa que en otros países conocemos como “Primark”. De O'Connell sale también Henry Street, una de las calles de tiendas principales. Aquí encontrarás cosas muy interesantes, a parte de las típicas tiendas de ropa. Mi tienda favorita era una de electrónica, donde me compraba siempre DVDs originales por 3 y 4 euros. A lo tonto me hice toda una colección de películas.

Otra zona a la que llegarás pateándote el centro es Temple Bar, el barrio “de salir” oficial. Aquí también hay muchos restaurantes y bares en los que tienes que tomarte obligatoriamente una pinta y disfrutar de los músicos en directo. Algunos de mis favoritos son The Oliver St. John Grogarty o The Temple Bar, con el mismo nombre de la calle. Además esta zona es perfecta para pasear, con el rio muy cerca, lleno de puentes como el famoso Ha' Penny Bridge. De noche la iluminación es preciosa.

Mención especial merece un bar en el que pasé la mayoría de los martes por la noche, que es el famoso Dicey's Garden, en Harcourt Street. Famoso porque está siempre lleno de gente joven de un montón de países diferentes y los martes porque es el día en que las pintas estaban a 2 euros (hoy en día los lunes), precio de risa teniendo en cuenta que una pinta en Dublín cuesta normalmente entre 4.50 y 6 euros. Para mi era un poco como el bar Eramus; perfecto para practicar idiomas, conocer gente y pasarlo bien.

Todos y cada uno de estos sitios me encantan, peeeeero, sin lugar a dudas, mi zona favorita es Grafton Street. También llena de tiendas y de restaurantes, pero muy acogedora y con un aire especial. Es vida. Siempre llena de músicos callejeros tocando normalmente estilo folk, un poco rollo Tracy Chapman, que me crea la necesidad de tener que pararme y escuchar. Esta es la calle que me hace sonreírme encima. Esta calle es magia.


Mi estancia en Dublín desde luego marcó un antes y un después para mi. No era la primera vez que vivía fuera de España, pero si la primera vez que me iba por mi cuenta a otro país sin universidad de por medio ni planes establecidos ni nada, a lo loco, y fue una experiencia increíble. Cuento los días para volver.

Aunque, pase lo que pase, nunca podré dejar de preguntarme: ¿En qué estarían pensando cuando le pusieron a la famosa cadena de tiendas el nombre de “Penneys”?



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